Chopin representa un extraño caso entre los compositores intérpretes (en su caso, de piano) que ha alcanzado reputación como gran compositor. En toda su obra siempre hay un piano involucrado. Aparte de la dedicada al piano solista, su obra es más bien escasa (tanto para orquesta como música de cámara y vocal).
Sus amigos y colegas lo animaban a abordar otros géneros; pero en cierta ocasión, bastante representativa, en que se le sugirió escribir un melodrama, el músico respondió:
«Dejad que sea lo que debo ser, nada más que un compositor de piano,
porque esto es lo único que sé hacer».
Chopin y el piano
El piano alcanzó en el siglo XIX su máxima popurlaridad. Había dejado completamente de lado al clavicémbalo y, por sus características, se adecuaba perfectamente a la expresión individual del sentimiento, característica del Romanticismo. Los fabricantes perfeccionaban el instrumento mejorando su variedad de matices, la pureza y riqueza del timbre y las posibilidades sonoras.
Chopin fue, prácticamente, un autodidacta del piano. Varias fuentes atestiguan la afirmación sobre él de que fue «un pianista sin maestros de piano». Ciertamente, apenas recibió lecciones pero, además, de músicos que no eran pianistas profesionales quienes, si bien le dieron las herramientas básicas y supervisaron sus primeros pasos, no le encaminaron hacia un método, escuela o estilo particular. Siendo adolescente, Chopin era consciente de su estilo personal y prefirió continuar solo en la búsqueda de una técnica y un sonido propios, sin seguir a nadie como modelo particular. Varias veces se le ofreció asistir a clases de conservatorios y pianistas de renombre, pero siempre rechazaba cortésmente.
*Preludio Op.28, nº15 de Fr.Chopin, en Reb M, "Raindrop" ("La gota de lluvia").
Los primeros testimonios acerca del estilo de tocar de Chopin provienen de su primera gira, en Viena, donde se admiró «la extraordinaria delicadeza de su pulsación, una indescriptible perfección técnica, su completa gama de matices, fiel reflejo todo ello del más profundo sentimiento». Robert Schumann era uno de sus admiradores más destacados.
La sonoridad de Chopin al piano era delicada; lo que verdaderamente impresionaba de su modo de tocar eran sus matices y contrastes. A veces se le criticaba por su falta de fuerza, lo cual era parte de su propio estilo interpretativo. No fue un gran concertista de piano, ni mucho menos un ejecutante arrollador y teatral que gustara de exhibir una técnica y virtuosismo portentosos, sino un pianista-intérprete de sus propias obras; y precisamente gracias a aquella "falta de fuerza" aludida en su personal y peculiar modo de tocar, que por otro lado era requerida por sus propias composiciones (no es que Chopin careciera de fuerza física, sino que su música era así), su sonido se adecuaba muy bien a las veladas musicales de la aristocracia de su época. Chopin prefería presentarse en esos pequeños salones, en donde era posible esa singular comunión que gustaba mantener con sus breves y selectos auditorios. También es cierto que, como él mismo dijo, debido a su extraordinario nerviosismo para enfrentar sus conciertos, quisiera evitarlos, decantándose por aquellas audiencias más intimistas. En su Autobiografía comenta:
«No tengo temple para dar conciertos: El público me intimida, me siento asfixiado, paralizado por sus miradas curiosas, mudo ante estas fisonomías desconocidas».
Y en una carta a un amigo, dice:
«No sabes qué martirio son para mí los tres días anteriores al concierto».
*Selección de grandes piezas para piano de Fr. Chopin.
Una de las características particulares de su toque y de sus obras fue el rubato, de lo cualel mismo Chopin escribió:
"La mano derecha puede desviarse del compás, pero la mano acompañante ha de tocar con apego a él. Imaginemos un árbol con sus ramas agitadas por el viento: el tronco es el compás inflexible, las hojas que se mueven son las inflexiones melódicas".
En las partituras de Chopin, el rubato está presente sobre todo en las partes en que se presentan valores irregulares o grupos de notas pequeñas (adornos). Según Chopin, éstos no deben tocarse exactamente, sino con estilo y buen gusto. Chopin rechazó la exageración y el amaneramiento respecto a este y otros aspectos interpretativos. El rigor y la sencillez fueron las constantes de su modo de tocar.
Chopin descubrió el verdadero potencial del piano para construir un mundo poético de melodía y color. Sus obras son de una naturaleza profundamente pianística. Sus contribuciones más importantes en el mundo del piano son las siguientes:
Comprendió la capacidad del cantabile del instrumento, muy distinta del canto o del violín, como entonces se pretendía.
Su trascendencia e influencia en la música para piano fue inmensa, haciendo posible las investigaciones posteriores de Fauré, Debussy, Skriabin, Messiaen o Lutosławski, como ellos mismos han reconocido.
Chopin y el Romanticismo
La carrera de Chopin (desde 1831 en París hasta 1849) se desarrolla durante el segundo periodo de la época romántica, conocido como «Romanticismo pleno». Además de él, en Europa brillaban en aquellos años compositores como Berlioz, Paganini, Schumann, Mendelssohn y Meyerbeer; y destacaban las primeras óperas de Verdi y Wagner.
Muchos rasgos de la vida de Chopin son típicos del Romanticismo: su aire de misterio, su doloroso exilio, su inspiración atormentada, su refinamiento, incluso su temprana muerte (por la tisis).
Sin embargo, las biografías novelescas (también algunas películas) y las interpretaciones exageradas han terminado por falsificar la imagen del músico y su genio. Se ha dicho que «el mito con que se ha hecho víctima a su genio es el más tenaz y más nefasto de la historia de la música».
*Mi propia interpretación del estudio Op.25, nº12 (Revolucionario), de Fréderic Chopin
(Grabación de 2005):
Otros aspectos románticos de la música de Chopin son:
Su sentimiento lírico termine por quebrantar siempre la realidad patente.
Su tratamiento no convencional de géneros clásicos o históricos como la sonata, el concierto y el preludio).
Su marcado nacionalismo musical, manifestado en la adopción y estilización de formas musicales folclóricas polacas (la polonesa y la mazurca).
Indiscutiblemente romántico, otras características en él le colocan en una posición singular, como su preferencia por la aristocracia y la monarquía. Sus formas son abstractas y libres de referencias literarias, a pesar de su gran cultura en este campo. Los títulos que se les han aplicado («Revolucionario», «La gota de agua», etc.) no le pertenecen. Chopin evitaba que se buscasen referencias extramusicales en sus obras —al igual que Brahms—; de hecho, todas sus obras llevan títulos genéricos (sonata, concierto, polonesa, preludio...). Su música es pura, como la de Mozart (por ello, su enfado fue notorio ante ciertas publicaciones inglesas de sus piezas para piano con títulos escénicos descriptivos).
Solía mostrar indiferencia por la música de sus contemporáneos (incluso por Beethoven y Schubert). Manifestó, en cambio, su admiración y constante inspiración en Bach y Mozart, y también en la escuela de clave francesa.
*Mi propia interpretación de "Fantasía-Impromptu" de Fréderic Chopin (Grabación de 2005):
No obstante, Chopin siempre mostró un gran interés por la ópera de su tiempo, sobre todo por el bel canto italiano (Rossini y su amigo Bellini), aunque no llegó a componer nada relacionado con ella.
Su gran conocimiento y maestría de la constitución melódica, tienen su fuente en:
El melodismo italiano le permitió «descubrir los secretos de la melodía verdaderamente cantable, y realzada por la técnica del bel canto».
El folclore de su patria. Sus melodías son animadas, emotivas y de una perfecta elegancia.
En cuanto a texturas, la preferida habitual suya es, por tanto, a la luz de sus preferencias melódicas, la textura tradicional de "melodía acompañada".
Hay que destacar también el importante rol que jugó en el desarrollo de la armonía en el siglo XIX. Chopin hace gala de un genio extraordinario e innovador plasmado en su riqueza, su ritmo armónico, sus modulaciones y sus sutiles cromatismos (anticipándose en medio siglo, en este aspecto, a sus contemporáneos; y suscitando la oposición y las críticas entre los músicos más conservadores).
Chopin mantuvo un estilo más bien uniforme desde que dejó Varsovia (1830), sin etapas marcadas o una línea evolutiva clara. Sin embargo, se distingue un último periodo creativo o «estilo tardío», en el que el dramatismo y los efectos violentos dan paso a la gran concentración, la moderación del gesto y un lirismo más profundo. En las obras de esta última etapa, Chopin busca nuevos patrones formales, armónicos y sonoros (el Scherzo n.º 4, Sonata n.º 4, la Balada n.º 4, la Barcarola, la Polonesa-fantasía, los Nocturnos Op. 55 y 62 y la Sonata para violonchelo).
*Nocturno Op.9, nº2 de Fr. Chopin, en Mib M.
Valoración personal
Chopin es un icono del piano romántico, y su máximo exponente, siendo el más prolífico compositor de obras para este instrumento en esta época y por su estilo personal tan propio e inconfundible. De gran exquisitez en sus cantos melódicos, en el color y el timbre, exploró al máximo las nuevas posibilidades sonoras que los fabricantes de pianos permitían al ejecutante en esta primera mitad del siglo XIX, dando como resultado una música de carácter fino y belcantista, eminentemente romántico.
Me siento muy identificado con él en el hecho de rehuir de los conciertos de audiencia masiva, de sentirse observado ante la cientos de miradas escrutadoras y expectantes. No, no le gustaba la escena ni ser el foco de atención al interpretar sus obras, no exhibía una técnica de espectacular virtuosismo. Gustaba, y esto también me atrae a mí, de tocar en veladas intimistas, serenatas nocturnas, amenizando cenas y pequeños bailes de enamorados ante reducidos grupos de audiencia, al aire libre, rodeado, acorde con su música, de un ambiente bucólico e intimista y, en definitiva, plenamente romántico.
Me atrae su personalidad misteriorsa y mística, reservada, tímida, que se refugiaba en su música y en sus íntimas y confidentes amistades. Personalmente hacía gala de un romanticismo exacerbado, muy acorde con el movimiento artístico romántico, y era toda una figura muy singular relacionada con personas de las altas esferas de la aristocracia francesa e inglesa de su tiempo.
- Su Nocturno nº2enMib Mayor es una de sus obras breves más caracterísiticas y famosas. Fue la primera pieza suya que aprendí, en el verano de 1993, como pieza romántica del programa de 5º de piano que llevaba para septiembre (si bien no la toqué en este examen), con mucho entusiasmo, pues desde el primer compás ya me daba cuenta que estaba ante una melodía archiconocida. Su mano izquierda con sus bajos y acordes desplegados en ritmo ternario y uniforme con esas armonías delicadas tan caracterísiticas acompañando a esa melodía tan cantábile y lírica, con el latir romántico de ese "rubato" tan característico... logra en conjunto un mensaje expresivo muy melancólico, sentimental y que cala en el oyente.
- Otra de las piezas que pronto toqué de Chopin, en el curso 1993/94 en que hice 6º de piano, fue su Impromptu nº2 en Lab Mayor. De forma A-B-A, tiene un tempo bastante rápido que hace discurrir la melodía como un torbellino impetuoso y hace gala también de un belcantismo que alterna movimiento diatónico y cromático confiriéndole un sentimentalismo muy peculiar. Con ese bajo de ritmo ternario y velocísimo, que permite cambios armónicos constantes, hace que la pieza sea una novedad constante, desenfrenada, de bellas modulaciones y crescendo que culminan en la tonalidad original, y dan paso a la sección "B" en Fa menor. Esta sección, claramente constrastante, es un reposo, un descanso meditativo y apacible con ritmo sencillo (desaparece la subdicisión ternaria) y melodía tranquila con frecuentes adornos, que hacia el final de la sección va subiendo de intensidad hasta la reexposición del tema "A", con todo lo descrito anteriormente y acaba en una coda de acordes bellísimos, calando en pianísimo, en torno a la tónica de la tonalidad original, en la cual concluye.
Ya para el programa de 7º curso de piano (1994/95), toqué otras dos piezas de este genial compositor: el Estudio "Revolucionario" en Do menor y la "Fantasía" Impromptu en Do# menor.
- La primera, el estudio en Do menor conocido como "el Revolucionario", es uno muy popular y brillante que recibe dicho nombre por esa sensación de rotundidad y sobresalto con la que comienza y la velocidad y ritmo con los que prosigue durante toda la obra. Empieza irrumpiendo en un acorde de 7ª disminuida con la mano izquierda en fortíssimo, al cual sigue una rapidísima sucesión de semicorcheas (o fusas?) en torno a la tonalidad original (establecida por la mencionada séptima disminuida -sobre la sensible- del comienzo). Tras ese fulgurante comienzo, que produce sensación de suspense y tensión, descansa y se asienta, con la mano izquierda, en arpegios de Do menor. Estos constantes arpegios, con apoyo en su tónica en los primeros tiempos de cada compás, sostienen y envuelven el canto melódico, fuerte y vigoroso y con mucho carácter, de la mano derecha, que es el tema de la obra el cual, después de una también vigorosa y impactante secuencia modulante central en la que continúa cada mano asumiendo el mismo papel -en cuanto a técnica y mecanismo-, acaba volviendo con la izquierda como al comienzo después del primer acorde, en la misma rápida sucesión de semicorcheas hasta volver a implantar la tonalidad de Do menor, reexponiendo el tema. Esta reexposición, en un momento dado cambia a un acorde nuevo con mucho carácter, diferente de lo expuesto en la primera parte, a partir del cual y mediante progresiones cromáticas descendentes, descansa en un arpegio de Do Mayor, ya en piano, estableciendo esta tonalidad por un momento y luego alterando la tercera descendentemente, con lo que cambia a Do menor, su tonalidad original, con la misma sucesión de rápidas semicorcheas con la mano izquierda por dos veces, y a la tercera con las dos manos -simultáneamente las mismas notas a distancia de octava- hasta acabar en cuatro acordes finales con fortísimos y con mucho carácter, los dos primeros en Fa M y Fa m respectiavmente, y los otros dos acordes con retardo del penúltimo al último sobre la tercera ¡mayor! sobre Do, estableciendo dicha tonalidad, Do Mayor (a modo de tercera de picardía), en lugar del modo menor original, concluyendo con este acorde este magistral estudio de concierto.
La segunda es otro impromptu (como el nº2 de mi programa de sexto); esta vez el nº4en Sol# menor y último de su colección.
Como el nombre que se le ha dado indica, es una pieza que ofrece al oyente una sonoridad fantasiosa, envolvente, merced a ese arpegiado constante de la mano izquierda, tanto en la exposición y reexposición del tema como en la sección central (forma A-B-A -como el impromptu ya descrito-).
En este caso, tras dos compases de introducción en los que se expone dicho arpegiado de la mano izquierda (que será una constante en todo el tema), la mano derecha arranca en el tercer compás con notas más rápidas aún, pues estamos ante algo que es trascendental en la ejecución en esta pieza: su polirritmia, es decir, más de un ritmo; la mano izquierda hace tresillos de semicorcheas y la derecha empezará y continuará con semifusas, de manera que se superponen con ambas manos un ritmo binario sobre otro ternario. Las dos manos seguirán así cambiando armónicamente el arpegiado de la izquierda y modulando la melodía de la derecha para encajar con la armonía impuestapor aquella. Así, se irá llegando tras estas modulaciones a un punto álgido en el que la mano derecha sola, hará un cromatismo descendente que, al llegar a notas casi graves, y acompañada de firmes acordes con la izquierda, se detendrán ambas en torno al acorde de dominante (una con su acorde propiamente dicho y la otra con fusas envolventes) para luego resolver enarmónicamente en Reb Mayor. Esto dará paso a la sección central, en contraste mucho más tranquila, lenta y melódica. La mano izquierda hará tresillos de corcheas mientras la derecha "cantará" con corcheas en tempo binario, con una dulcísima melodía enfatizada por el apoyo de la izquierda, que a la vez hará las funciones de apoyo de bajo, armonía y envolvente de esta melodía. La sección acabará como empezó, en torno a la dominate ambas manos (una con el acorde desplegado en tresillos envolventes y la otra con el canto en torno a ella) para resolver de nuevo y volver a la tonalidad original de Do# menor. Entonces se producirá la reexposición del tema tal y como fue expuesto hasta que, después del punto álgido y el cromatismo descendente de la mano derecha, se entrará en una coda fluctuando armónica y melódicamente en torno a la tónica y concluyendo en pianísimo, como desvaneciéndose, y descansando en ella.
Otros dos estudios aprendí y toqué en mi programa de obras de octavo curso de piano en el Conservatorio Superior de Alicante (cursos 1995/96 y 1996/97). Margarita Sitjes fue mi profesora desde 5º hasta 9º curso, si bien no llegué a aprobar este último ni conseguir la titulación superior (hasta 10º curso), pero sí la de profesional (hasta 8º), en este maravilloso instrumento musical.
Estos estudios de mi curso de octavo fueron:
- El de "Black Keys" (teclas negras), en Solb Mayor; así llamado porque apenas se toca en el piano otras teclas que no sean "negras", es decir, alteraciones de las notas naturales.
- Un estudio en Fa menor particularmente difícil por su polirritmia: Tresillos de corcheas en la mano izquierda y tresillos de semicorcheas en la derecha.
En noveno curso, ya en el 2000/01, el último curso con esta profesora, toqué la Balada nº1 de este compositor. Una pieza larga (a diferencia de las breves o libres, objeto de esta entrada en este blog) que llevé como obra romántica para el programa de dicho curso, y de bastante complejidad técnica e interpretativa.
Como a la luz de estas líneas se puede observar, la obra de Chopin para piano (prácticamente toda su obra musical) es muy requerida para ser tocada e interpretada por estudiantes de este instrumento en conservatorios de enseñanza musical. Esto es bastante lógico, sabiendo que este célebre compositor francés de origen polaco fue tan prolífico y tan experto en los recursos pianísticos del período romántico (primera mitad del siglo XIX). Es el gran compositor de piano del Romanticismo por excelencia, y probablemente el más emblemático y representativo -como he dicho, todo un "icono"- en la historia de este instrumento (máxime si consideramos que el período romántico es la época de esplendor y apogeo del piano y sus recursos técnicos y sonoros). Tampoco es de extrañar esta "academización" de sus obra, teniendo en cuenta que buena parte de ella fue concienzudamente dirigida a estudiantes pianistas de nivel medio y superior, como son sus "Estudios" y "Preludios", e incluso sus "Impromptus".
Aparte de las piezas de Chopin como parte de los programas de tales cursos de mi carrera de piano, también aprendí y toqué otras que me recomendaron o que busqué a propósito, como el preludio llamado "Raindrop" (la gota de agua), en Reb Mayor, un conocido Valse (en Mib Mayor?) y la popular "Funeral March" (Marcha Fúnebre) en Sib menor.
En la música clásica occidental se aplica este término alemán porque los inicios y los primeros lieder fueron obras de compositores de esta nacionalidad. En Alemania se aplica el término Kunstlied o "canción arte" para distinguir este género artístico de la canción popular o Volkslied.
Esta
forma se desarrolló de forma paralela al redescubrimiento de la cultura
popular alemana como fuente de producción artística.
Al final del Barroco los compositores renuncian al uso del bajo continuo.
Con eso, el camino está libre para el piano solo como instrumento de
acompañamento. La música debía adaptarse a la forma del poema como
acompañamiento. Para utilizar mejor el potencial del piano, se desarrolla el lied con acompañamiento compuesto individualmente para cada estrofa. Los primeros ejemplos son de Haydn, Mozart y Beethoven.
Como elemplo destacable tenemos el ciclo de liederAn die ferne Geliebte, de Beethoven, de 1816.
Se trata de una forma compuesta por una serie de canciones en un orden
fijo, que se relacionan musicalmente entre sí y siguen un hilo conductor
narrativo. Esta obra se centra en la descripción de los sentimientos de
un amante separado de su amada, y tuvo una enorme influencia directa
sobre el lied romántico. Con esta estructura concebida como agrupación de canciones, la forma breve del lied se convirtió en un medio para presentar ideas más complejas y formas más amplias.
El Lied en la época Romántica
El Lied es un tipo de composición eminentemente romántica. Su esencia formal y el propósito para el que fue concebido responde perfectamente a los ideales románticos emergentes en el arte europeo justo con la entrada del siglo XIX, como consecuencia de la progresiva decadencia del clasicismo, movimiento artístico anterior. El Romanticismo, nombre de este nuevo estilo decimonónico, se mantuvo vigente hasta aproximadamente la mitad de dicho siglo.
El artista romántico busca una ruptura con los rigurosos cánones y la estricta mesura del clasicismo y se refugia en un modo de vivir, sentir y pensar rocambolesco y truculento, dando lugar a una generalizada actitud melancólica y exacerbado sentimentalismo ante la vida.
Compositores como Schubert, Schumann y Strauss, entre otros, encuentran en el Lied la forma perfecta para expresar estas nuevas inquietudes artísticas, las románticas. Con estos autores, esta forma alcanza su plenitud y máxima expresión. Proliferan en esta época multitud de auténticos lieder, muchos de ellos de extraordinaria belleza.
Franz Schubert
Con Franz Schubert, el lied fue liberado de todas las convenciones de aria de ópera que tuvo este género en sus primeros momentos y reducido al núcleo de la forma - el poema, la melodía y la ilustración a través del piano -.
El poeta más importante fue Wilhelm Müller, quien escribió los textos para Die schöne Müllerin (La bella molinera) y Winterreise(Viaje en invierno). En ambos ciclos, Schubert agrupó poemas en un orden que sigue a tramas imaginarias, en las que se describe el sufrimiento y la muerte de individuos expulsados de la sociedad por un conflicto entre el amor y el orden establecido. Schubert describió los sentimientos del protagonista al haber experimentado destierro, rechazo amoroso, soledad, locura y muerte.
El compositor tendía a tematizar los lados tristes y oscuros de la vida. Muchas de sus piezas son consideradas hoy como canciones populares, como "Am Brunnen vor dem Tore" y "Das Heideröslein".
*12 Lieder de Franz Schubert. Interpretados por Edwin Fischer y Elisabeth Schwarzkopf.
A diferencia de Schubert, la mayoría de los ciclos de Schumann ya no obedece a una lógica de trama linear, sino que los poemas son ordenados intuitivamente para crear una "trama intuitiva".
Johannes Brahms
La colección de canciones populares fue la fuente principal de inspiración para los lieder de Johannes Brahms. Su colección Deutsche Volkslieder es el gemelo musical de la colección de cuentos de los hermanos Grimm. En dicha obra, el límite entre colección y creación propia es difícilmente identificable. Sus propias canciones también fueron fuertemente inspirados por textos y melodías populares, en las cuales Brahms sentía un acceso directo a un mundo de sentimientos básicos y honestos. El ciclo Die schöne Magelone revela también influencias del historismo, término que hace referencia a una interpretación del pasado alemán en el sentido utópico de una sociedad guiada por las virtudes del caballero medieval.
Richard Strauss ampliaba el acompañamiento con versiones orquestadas, de manera que sus lieder se pudiesen adaptar a la sala de concierto. Ejemplos son Cäecilie, Morgen, Schlechtes Wetter, Ich trage meine Minne, Die Nacht, etc.
Un gran exponente de las posibilidades de este uso de la forma Lied es el ciclo Cuatro últimas canciones, de 1948,
*6 Lieder by Richard Strauss. Interpretados por Janet Baker.
Gustav Mahler
En la obra de Gustav Mahler existe una dependencia mutua entre los géneros de la Sinfonía y el lied: algunos lieder se conciben como movimientos de sus sinfonías (como el cuarto movimiento de la Segunda sinfonía, titulado Urlicht) o proporcionan el material temático de un movimiento más amplio (como sucede en el scherzo de la Tercera sinfonía).
La mayoría de sus lieder tienen versiones tanto para voz y orquesta como para voz y piano. Mahler cultiva la forma de ciclo de canciones a partir de los Lieder eines fahrenden Gesellen, en un estilo que abarca desde la recreación musical de poemas populares alemanes (Des Knaben Wunderhorn) hasta la expresión lírica de emociones más íntimas (Rückert-Lieder, Kindertotenlieder).
Das Lied von der Erde (La canción de la tierra) de 1909, una de sus obras más importantes, se presenta como una forma mixta entre el ciclo de canciones y la sinfonía.
La elección de textos estuvo fuertemente influenciada por el simbolismo vienés. En las canciones tempranas de Schönberg se puede apreciar el giro estilístico de la composición tonal a la dodecafónica.
En las obras de esta escuela, los compositores exploraban nuevos mundos estéticos prescindiendo de la cantabilidad.
Sus canciones de protesta fueron considerados ardides para la lucha política. Su ciclo sobre la fuga de la Alemania nazi, en forma y tono de diario (Hollywood Songbook), es una creación lírica a la altura de los de Schubert y Schumann.
Actualidad
Compositores actuales de lied son Hans Werner Henze (1926), Aribert Reimann (1936) y Wolfgang Rihm (1952). El lied está pasando, sin embargo, por un período crisis, pues las nuevas composiciones ya no presentan la simplicidad, brevedad y cantabilidad de las obras románticas.
Admiro al país germano por su gran dedicación histórica, por lo menos desde los tiempos de J. S. Bach -es decir, desde hace más de tres siglos-, a la música. Casi todos los grandes compositores a lo largo de la historia de la música clásica (desde la época barroca -siglo XVII- hasta nuestros días) han sido de esta nación. El cultivo del arte musical ha sido siempre muy valorado en Alemania, tanto académica como popularmente. Lutero, con su reforma de la Iglesia, se preocupó especialmente en readaptar toda la liturgia al nuevo culto protestante en el país sajón, y puede que este vínculo entre "Alemania, protestantismo y liturgia propia" haya sido la base y causa de esta especial relación histórica entre este país y su "amor" por la música, tan arraigada a la práctica religiosa y el sentimiento nacionalista.
He escrito este preámbulo para explicar el hecho concreto que nos ocupa: el Lied, tanto en su término como en su concepto. El Lied, como he explicado anteriormente, es su término alemán para designar un tipo de canción cultivada exclusivamente, en su origen, por compositores alemanes. El término "lied" nos tiene que hacer pensar directamente en Alemania y en su música.
"Lied" ("lieder" en plural) es una palabra alemana que significa "canción, canto lírico, poema cantado". Se puede traducir al inglés con el término genérico de "song", pero un lied no es cualquier tipo de canción, sino que se refiere a algo más concreto. Significa "canción romántica" (en español se ha adoptado el término "Romanza").
Un lied es una canción esencialmente romántica, y siempre de carácter lírico, expresivo, sentimental, amoroso, subjetivo... para expresar los sentimientos del "yo" del compositor a través de la voz de la soprano que la interpreta, la cual es acompañada siempre de piano, que la sustenta y envuelve armónicamente, acoplándose a ella (desplegando también toda la riqueza expresiva que únicamente este instrumento, eminentemente romántico, puede aportar).
Y siempre hemos de tener en cuenta que este género o tipo de canción nació en Alemania y fue cultivado y perfeccionado por compositores alemanes. Es muy importante pues, desde mi entender, que toda obra calificada como "lied" tiene denominación de origen y sello alemán. Esto es así porque aunque la temática lírica de cualquier lied siempre es universal (sobre la naturaleza, el amor o la muerte), la creación musical está a menudo arraigada a la música tradicional alemana.
Personalmente, me atrae mucho la música de los lieder y aprecio con bastante estima cualquier lied. Son como pequeñas delicias musicales que invitan al recogimiento y meditación y también pueden entretener y hasta divertir. Pero siempre con un tono lírico, expresivo... que nace de una idea sentimental del compositor que con la música quiere describir lo más fielmente aquello que es declamado por la voz de la solista. La unión entre palabras y música es muy íntima e inseparable; se funden en uno. El binomio de "lo que se dice" (letra) y el "cómo se dice" (música) encuentra en el lied su máxima unión y fusión.
Como ejemplos de "lieder" que he interpretado como pianista acompañante, aunque también a veces como contratenor (supliendo a una soprano), están los siguientes:
- "Ave María" (Dios te Salve, María) en Sib Mayor, de Franz Schubert. Quién no ha escuchado alguna vez en su vida esta hermosa pieza en la mitad de una ceremonia de Misa en una boda. Y cuántas veces lo habré tocado yo en órgano de iglesia para acompañar hermosas voces de soprano como he tenido, a Dios gracias, el privilegio de hacer en muchas de tales ceremonias. Alguna vez he sido yo mismo como contratenor quien lo ha cantado, como sucedió en la boda de mi hermana Mari Carmen y mi cuñado Steve. También lo he cantado varias veces en el instituto entre amigos y compañeros de clase y ante profesores.
Es probablemente el lied más popular y conocido que existe. El original, con texto alemán, repite el tema musical tres veces; pero en español normalmente lo hacemos dos veces: las dos partes de la oración a la Virgen María (el "Dios te salve" y el "Santa María, Madre de Dios"). Sumamente lírico y expresivo, este canto a Nuestra Santísima Madre ha hecho derramar innumerables lágrimas de emoción durante los dos últimos siglos en templos de culto cristiano. El lied comienza y termina con la misma frase: el saludo del ángel Gabriel a María, "Ave María". Una frase de tan solo dos palabras en latín, un idioma milenario, que resuenan desde hace dos mil años y creemos y esperamos que su eco perdurará hasta la eternidad.
- "Oh, Mio Babbino Caro" (Oh, mi querido niño) en Lab Mayor, de la ópera "Gianni Scicchi" de Giacommo Puccini. Es un lied que siempre me ha llamado la atención. Tuve una época que lo cantaba mucho; en la primavera de 2016. Trata sobre un esposorio cuyo anhelo atormenta al protagonista, que desearía morir al no ver cumplir dicho anhelo. Muy romántico, lírico y expresivo. También bastante popular (pero menos que el "Ave María" de Schubert).
- "Nina" en Sol menor.
- "Der Tod und Das Madchen" (La muerte y la niña), de Franz Schubert.
- "Das Wandern" (El invierno), también de Franz Schubert.
- "Da Untem in Talle" (Allá abajo, en el valle).
- "Morgen"(Mañana) en Sol Mayor, de Richard Strauss.
Todos estos lieder y alguno más que no recuerdo, pues hace ya muchos años, los he tocado acompañando a Johanna ("Hansi") Struyck, una soprano holandesa entrada en años que conocí en Benidorm, mi amigo José félix y Dios mediante, al concluir un Concierto de Navidad con el Coro de "la Barqueta" (al cual acompañaba, labor que desempeñé como organista en dicha Asociación durante casi doce años, desde 1994 a 2006, en esta ciudad, donde me formé musicalmente).
Esta señora, de 75 años (cuando la conocí aquella Navidad de 1998), se hizo gran amiga mía y de mis padres durante nuestros últimos años en Benidorm, donde ella pasaba los seis meses "fríos" del año en su pequeña "guarida", su pequeño piso en la calle Gambo, a donde frecuentaba ir a visitarla para hablar de música con ella y acompañarla al piano (interpretando estos y otros lieder), tomar un licorcito y brindar, jugar al rummy... lo pasábamos bien y le gustaba mi compañía. Ella me proporcionó muchas partituras de lieder, incluido un volumen recopilatorio de muchas de estas obras de este género de Franz Schubert -el compositor más prolífico de lieder-, que de tarde en tarde toco en casa, acordándome de ella. Realmente sólo oír o pensar en la palabra "lied" o "lieder", me remite en el recuerdo a esta mujer holandesa, ya mayor pero siempre de espíritu jovial y con gran sentido del humor, que tan bien los interpretaba: la gran soprano Hansi Struyck, quien dejó este mundo al alborear la primavera de 2013. D.E.P.
Por sonata se entiende, según el modelo clásico, tanto una pieza musical completa, como un procedimiento compositivo que utiliza dos temas generalmente contrastantes. Este procedimiento compositivo es conocido como «forma sonata».
La sonata (Clasicismo musical: aproximadamente entre 1750 y 1810) es una obra que consta de tres o cuatro movimientos, compuesta para uno, dos o tres instrumentos musicales. Inicialmente predominaron las formas de tres movimientos, especialmente en la época clásica, pero a medida que aumentaban tanto su complejidad como duración se popularizaron las de cuatro movimientos.
Antecedentes: La Sonata en el Barroco
En la época barroca, es decir, antes de 1750, el término sonata se utilizó con relativa libertad para describir obras reducidas de carácter instrumental, por oposición a la cantata, que incluía voces. En la época de Arcangelo Corelli se practicaban dos tipos de género bajo el nombre de sonata: la sonata da chiesa (sonata de iglesia), habitualmente para un instrumento que llevaba la melodía (violín o flauta) y un bajo continuo (que en el caso de la sonata da chiesa era tocado preferentemente por instrumentos como la tiorba o el órgano), compuesta habitualmente por una introducción lenta, un allegro a veces fugado, un cantabile y un final enérgico, en forma de minuet o de giga; y la sonata da camera, compuesta de variaciones sobre temas de baile, que desembocaría en la suite o partita En el caso de las sonata da camera, el bajo continuo es interpretado por el clavicordio, regularmente. Sin embargo, ambas formas se combinaban libremente, y no sería hasta la época de Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel en que la forma de la primera adquiriría cierta estabilidad. Entre las obras de Domenico Scarlatti y Domenico Paradisi, por ejemplo, se encuentran cientos de obras llamadas sonatas compuestas en solo uno o dos movimientos, muchas veces de gran vigor y complejidad de ejecución. La mayoría de estas sonatas están compuestas, como ya se dijo, para flauta o violín, con el bajo a cargo de la viola da gamba y el clavecín, aunque existen multitud de sonatas para viola da gamba sola, y también para clavecín solo, pues tanto la viola como el clavecín pueden tocar su propio acompañamiento.
A principios del período barroco fue muy popular la sonata a tre, que nada tiene que ver con el trío de la época posterior a Haydn. La sonata a tres, dos violines (u otros dos instrumentos melódicos) interpretan la melodía, y un tercer instrumento toca el bajo continuo (podría ser el clavecín, el laúd, la tiorba, la viola da gamba, el violonchelo, etc.)
LA SONATA CLÁSICA
A inicios de la época clásica pasó a reservarse el nombre para obras compuestas para un instrumento solo o bien un instrumento melódico y piano, concebidas de acuerdo con una estructura de tres o cuatro movimientos en los que el tema musical se presenta, se expone, se desarrolla y se recapitula de acuerdo a una forma convencional. Los nombres de divertimento, serenata o partita siguieron en uso hasta alrededor de 1770, pero a partir de Haydn cayeron normalmente en desuso. Al mismo tiempo se popularizaron los nombres de trío y cuarteto para las piezas con tres y cuatro instrumentos respectivamente.
Las sonatas de Haydn se estructuran en un allegro, en que el tema musical se muestra y desarrolla brevemente, un segundo movimiento más pausado —muchas veces andante o largo con forma lied (A-B-A), aunque ocasionalmente se empleó el minuet— en que el tema se desarrolla extensamente mediante técnicas orquestales, y un movimiento final —nuevamento allegro o aún presto— a veces planteado como un rondó, en que se recapitulaba el desarrollo orquestal prescindiendo de las modulaciones. La forma musical del rondó básico es A-B-A-C-A-B-A. En algunos casos se utilizó un esquema de cuatro movimientos, incluyendo tanto el minuet como el andante en el desarrollo temático.
Este último esquema predominó en la época considerada canónica de la sonata, con su desarrollo con Ludwig van Beethoven. El desarrollo en cuatro movimientos se había extendido ya para los cuartetos y las sinfonías.
Movimientos o secciones
Allegro de sonata: el primer movimiento es un alegro complejo (en «forma sonata» propiamente dicha), dotado o no de una introducción lenta (especialmente en el clasicismo tardío o en el romanticismo, es decir, en el siglo XIX). Está formado por tres secciones: exposición, desarrollo y recapitulación. Puede tener una coda final.
La exposición consiste de dos temas, el primer tema «A» esta en la tonalidad principal de la sonata y el segundo en una tonalidad vecina (para sonatas en tonos mayores por lo general al quinto grado y en tonos menores al tercer grado o relativa mayor). Entre el tema «A» y el «B» hay un puente sin mucha importancia melódica que modula de una tonalidad a la otra. Tras el tema «B» hay una coda de la exposición en la que se puede volver a la tónica inicial o mantenerse en la tónica secundaria propia del tema «B».
El desarrollo tiene una estructura libre, pero podemos decir que el compositor toma alguno de los dos temas, ambos o partes de los mismos y los somete a innumerables procedimientos compositivos, jugando con ellos. Es el momento de mayor tensión de la obra en donde se producen más cambios armónicos y hay una cierta inestabilidad tonal.
La recapitulación o reexposición sucede cuando el compositor vuelve a presentar los temas completos y ambos en la tonalidad principal. Era muy común que para finalizar el movimiento el compositor añadiera una coda, lo que tuvo una gran repercusión en el concierto dando origen a la cadenza(recordemos que el primer movimiento del concierto también utiliza la forma sonata).
Movimiento lento, andante, adagio o largo, que puede tener diversas formas.
Movimiento en forma de danza, minuet y desde Beethoven en scherzo (este movimiento es opcional).
Un nuevo allegro, menos formalmente estructurado que el inicial allegro da sonata o puede tener otras formas como el rondo-sonata que es una combinación de la forma rondó con la forma sonata explicada para el primer movimiento;
La fijación de esta forma, sobre todo a través de las numerosas sonatas de Beethoven, influyó profundamente en la época romántica, cuyos conservatorios codificaron la práctica. La noción de la estructura formal se tomó como paradigma de otros géneros, llevando a considerar, por ejemplo, la sinfonía como una «sonata para orquesta». Chopin, Mendelssohn, Schumann, Liszt, Brahms y Rachmaninov hicieron extenso uso del principio teórico de la sonata en composiciones famosas.
Aplicación
La «forma sonata», además de en las sonatas propiamente dichas, se encuentra también en diversos tipos de composiciones musicales, tanto las Sinfonías como los cuartetos o los conciertos, etc., cuentan con partes escritas utilizando la típica forma sonata de exposición de dos temas en tonalidades vecinas, desarrollo de ambos, y reexposición de los dos temas en la tonalidad del primero.
Cuanto mayor y más compleja es la formación instrumental para la cual el compositor escribe; mayor, más compleja y flexible suele ser la aplicación de esta «forma sonata», producto de las exigencias propias de componer para agrupaciones instrumentales importantes, y de la exigencia requerida.
Una de las principales formas es el dúo con piano, aunque también se pueden emplear todo tipo de instrumentos para poder relacionar el piano, aunque cabe remarcar que no todos alcanzan la misma calidad, principalmente se busca lograr el acompañamiento perfecto, y para cada tipo de cantante (véase: Categoría:Cantantes líricos ) existe un instrumento cuyos atributos se relacionan con cada voz y preferencia del compositor, "Por ejemplo en el clasicismo son preferidos con enorme diferencia las formaciones a dúo de violín o violoncello. En el romanticismo además de los empleados en periodo anterior se suman especialmente clarinete. En el siglo XX, además de los dúos ya expuestos se añaden prácticamente la mayoría de los instrumentos, alcanzando su máximo desarrollo con los instrumentos de viento".1
Sonatina
Cuando la «forma sonata» se aplica a piezas de reducidas dimensiones, éstas se llaman sonatinas. Las diferencias entre una sonatina y una sonata no son estructurales, ya que ambas, en su versión clásica, suelen respetar un mismo patrón, sino que se encuentran en su extensión y sus aspiraciones. La sonatina suele ser una pieza breve o muy breve que muchas veces no llega a los tres movimientos, y cada procedimiento compositivo se encuentra presentado sin alardes de complejidad.
A pesar de estas señas que aparecería como sencillas de descubrir, es cierto también que hay casos como, por ejemplo, la conocida y bellísima Sonata en do mayor(KV 545) de Mozart en los que la frontera entre sonata y sonatina está difusa, y hay que guiarse o confrontar al autor para comprobar frente a qué tipo de pieza musical está uno.
La sonata es una forma musical que, para piano, representa la cumbre del clasicismo.
Una sonata para instrumentista, en este caso de piano, es el equivalente a una sinfonía para orquesta. Es la misma forma musical de la sinfonía, de tres o cuatro movimientos (el primero alegre, el segundo lento y el tercero veloz -cuarto, en su caso, también vivaz-). El primero de estos movimientos, el que recibe el nombre de "forma sonata" (es, por tanto, el que da nombre a la obra completa), contiene las características formales que ha de reunir toda sonata, que es una composición típicamente clásica, con una estructura básicamente uniforme en todas ellas, y sometidas rigurosamente al quehacer compositivo de esta época (la de Haydn, Mozart, Clementi y Beethoven -en su primera etapa-).
Según mi punto de vista, el mejor compositor de sonatas clásicas es W. A. Mozart, y el de sonatas románticas es claramente L. V. Beethoven. En cuanto a la sonata clásica, de cuyo objeto nos ocupa esta entrada, cualquier obra mozartiana de este género da cuenta de la riqueza y la exquisitez de este momento cumbre de la música clásica para piano. En Mozart, la música clásica llega a la cima de su perfección. Según mi parecer, en el romanticismo esa perfección decae y, aunque este nuevo período representa ese vértice de la perfección en el ámbito pianístico, sus obras -tanto para éste como para cualquier otro instrumento, orquesta o cualquier otra agrupación musical- empiezan a ser tan rocambolescas y complejas como decadentes, sobre todo ya después de esta época romántica, cuando el deterioro derivado de la exacerbada complejidad armónica es evidente y llega a su culmen con el dodecafonismo y atonalismo de principios del siglo XX -cuando, poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, llegamos al fin de la llamada "música clásica"-.
Es por tanto, y repito, la música clásica de la segunda mitad del siglo XVIII -la del Clasicismo Musical, la cual engloba toda la vida de Mozart- la más puramente clásica y en la que ésta alcanza su mejor y más perfeccionada expresión (precisamente con Mozart, el músico más genial de la historia).Y la forma sonata es, por sus características, la forma musical cumbre de entre todas las que se han cultivado, en esta y en todas las épocas, por su belleza formal puramente musical.
Esta paráfrasis la he realizado para dejar bien clara y asentada mi visión en cuanto a la indiscutible cima y perfección que esta forma de "sonata clásica" representa de entre todas las formas musicales para piano. Y a continuación, voy a hablar un poco sobre las sonatas que mejor conozco y he tocado.