EL ROMANTICISMO DE CHOPIN:
PRELUDIOS, ESTUDIOS, NOCTURNOS, IMPROMPTUS.
Chopin representa un extraño caso entre los compositores intérpretes (en su caso, de piano) que ha alcanzado reputación como gran compositor. En toda su obra siempre hay un piano involucrado. Aparte de la dedicada al piano solista, su obra es más bien escasa (tanto para orquesta como música de cámara y vocal).
El piano alcanzó en el siglo XIX su máxima popurlaridad. Había dejado completamente de lado al clavicémbalo y, por sus características, se adecuaba perfectamente a la expresión individual del sentimiento, característica del Romanticismo. Los fabricantes perfeccionaban el instrumento mejorando su variedad de matices, la pureza y riqueza del timbre y las posibilidades sonoras.
Chopin fue, prácticamente, un autodidacta del piano. Varias fuentes atestiguan la afirmación sobre él de que fue «un pianista sin maestros de piano». Ciertamente, apenas recibió lecciones pero, además, de músicos que no eran pianistas profesionales quienes, si bien le dieron las herramientas básicas y supervisaron sus primeros pasos, no le encaminaron hacia un método, escuela o estilo particular.
Siendo adolescente, Chopin era consciente de su estilo personal y prefirió continuar solo en la búsqueda de una técnica y un sonido propios, sin seguir a nadie como modelo particular. Varias veces se le ofreció asistir a clases de conservatorios y pianistas de renombre, pero siempre rechazaba cortésmente.
Siendo adolescente, Chopin era consciente de su estilo personal y prefirió continuar solo en la búsqueda de una técnica y un sonido propios, sin seguir a nadie como modelo particular. Varias veces se le ofreció asistir a clases de conservatorios y pianistas de renombre, pero siempre rechazaba cortésmente.
*Preludio Op.28, nº15 de Fr.Chopin, en Reb M, "Raindrop" ("La gota de lluvia").
Los primeros testimonios acerca del estilo de tocar de Chopin provienen de su primera gira, en Viena, donde se admiró «la extraordinaria delicadeza de su pulsación, una indescriptible perfección técnica, su completa gama de matices, fiel reflejo todo ello del más profundo sentimiento». Robert Schumann era uno de sus admiradores más destacados.
La sonoridad de Chopin al piano era delicada; lo que verdaderamente impresionaba de su modo de tocar eran sus matices y contrastes. A veces se le criticaba por su falta de fuerza, lo cual era parte de su propio estilo interpretativo.
No fue un gran concertista de piano, ni mucho menos un ejecutante arrollador y teatral que gustara de exhibir una técnica y virtuosismo portentosos, sino un pianista-intérprete de sus propias obras; y precisamente gracias a aquella "falta de fuerza" aludida en su personal y peculiar modo de tocar, que por otro lado era requerida por sus propias composiciones (no es que Chopin careciera de fuerza física, sino que su música era así), su sonido se adecuaba muy bien a las veladas musicales de la aristocracia de su época. Chopin prefería presentarse en esos pequeños salones, en donde era posible esa singular comunión que gustaba mantener con sus breves y selectos auditorios.
También es cierto que, como él mismo dijo, debido a su extraordinario nerviosismo para enfrentar sus conciertos, quisiera evitarlos, decantándose por aquellas audiencias más intimistas. En su Autobiografía comenta:
No fue un gran concertista de piano, ni mucho menos un ejecutante arrollador y teatral que gustara de exhibir una técnica y virtuosismo portentosos, sino un pianista-intérprete de sus propias obras; y precisamente gracias a aquella "falta de fuerza" aludida en su personal y peculiar modo de tocar, que por otro lado era requerida por sus propias composiciones (no es que Chopin careciera de fuerza física, sino que su música era así), su sonido se adecuaba muy bien a las veladas musicales de la aristocracia de su época. Chopin prefería presentarse en esos pequeños salones, en donde era posible esa singular comunión que gustaba mantener con sus breves y selectos auditorios.
También es cierto que, como él mismo dijo, debido a su extraordinario nerviosismo para enfrentar sus conciertos, quisiera evitarlos, decantándose por aquellas audiencias más intimistas. En su Autobiografía comenta:
«No tengo temple para dar conciertos: El público me intimida, me siento asfixiado, paralizado por sus miradas curiosas, mudo ante estas fisonomías desconocidas».
Y en una carta a un amigo, dice:
«No sabes qué martirio son para mí los tres días anteriores al concierto».
*Selección de grandes piezas para piano de Fr. Chopin.
Una de las características particulares de su toque y de sus obras fue el rubato, de lo cual el mismo Chopin escribió:
"La mano derecha puede desviarse del compás, pero la mano acompañante ha de tocar con apego a él. Imaginemos un árbol con sus ramas agitadas por el viento: el tronco es el compás inflexible, las hojas que se mueven son las inflexiones melódicas".
En las partituras de Chopin, el rubato está presente sobre todo en las partes en que se presentan valores irregulares o grupos de notas pequeñas (adornos). Según Chopin, éstos no deben tocarse exactamente, sino con estilo y buen gusto. Chopin rechazó la exageración y el amaneramiento respecto a este y otros aspectos interpretativos. El rigor y la sencillez fueron las constantes de su modo de tocar.
Chopin descubrió el verdadero potencial del piano para construir un mundo poético de melodía y color. Sus obras son de una naturaleza profundamente pianística.
Sus contribuciones más importantes en el mundo del piano son las siguientes:
Sus contribuciones más importantes en el mundo del piano son las siguientes:
- Comprendió la capacidad del cantabile del instrumento, muy distinta del canto o del violín, como entonces se pretendía.
- «Inventó» una nueva manera de tocar (dinámica, digitación).
- Exploró sus recursos tímbricos mediante la armonía, la extensión, la resonancia y el pedal.
Chopin y el Romanticismo
La carrera de Chopin (desde 1831 en París hasta 1849) se desarrolla durante el segundo periodo de la época romántica, conocido como «Romanticismo pleno». Además de él, en Europa brillaban en aquellos años compositores como Berlioz, Paganini, Schumann, Mendelssohn y Meyerbeer; y destacaban las primeras óperas de Verdi y Wagner.
Muchos rasgos de la vida de Chopin son típicos del Romanticismo: su aire de misterio, su doloroso exilio, su inspiración atormentada, su refinamiento, incluso su temprana muerte (por la tisis).
Sin embargo, las biografías novelescas (también algunas películas) y las interpretaciones exageradas han terminado por falsificar la imagen del músico y su genio. Se ha dicho que «el mito con que se ha hecho víctima a su genio es el más tenaz y más nefasto de la historia de la música».
*Mi propia interpretación del estudio Op.25, nº12 (Revolucionario), de Fréderic Chopin
(Grabación de 2005):
Otros aspectos románticos de la música de Chopin son:
- Su sentimiento lírico termine por quebrantar siempre la realidad patente.
- Su preferencia por las formas breves, sobre todo por la pieza de carácter (el nocturno, la balada).
- Su tratamiento no convencional de géneros clásicos o históricos como la sonata, el concierto y el preludio).
- Su marcado nacionalismo musical, manifestado en la adopción y estilización de formas musicales folclóricas polacas (la polonesa y la mazurca).
Indiscutiblemente romántico, otras características en él le colocan en una posición singular, como su preferencia por la aristocracia y la monarquía. Sus formas son abstractas y libres de referencias literarias, a pesar de su gran cultura en este campo. Los títulos que se les han aplicado («Revolucionario», «La gota de agua», etc.) no le pertenecen. Chopin evitaba que se buscasen referencias extramusicales en sus obras —al igual que Brahms—; de hecho, todas sus obras llevan títulos genéricos (sonata, concierto, polonesa, preludio...). Su música es pura, como la de Mozart (por ello, su enfado fue notorio ante ciertas publicaciones inglesas de sus piezas para piano con títulos escénicos descriptivos).
Solía mostrar indiferencia por la música de sus contemporáneos (incluso por Beethoven y Schubert). Manifestó, en cambio, su admiración y constante inspiración en Bach y Mozart, y también en la escuela de clave francesa.
*Mi propia interpretación de "Fantasía-Impromptu" de Fréderic Chopin (Grabación de 2005):
No obstante, Chopin siempre mostró un gran interés por la ópera de su tiempo, sobre todo por el bel canto italiano (Rossini y su amigo Bellini), aunque no llegó a componer nada relacionado con ella.
Su gran conocimiento y maestría de la constitución melódica, tienen su fuente en:
- El melodismo italiano le permitió «descubrir los secretos de la melodía verdaderamente cantable, y realzada por la técnica del bel canto».
- El folclore de su patria. Sus melodías son animadas, emotivas y de una perfecta elegancia.
En cuanto a texturas, la preferida habitual suya es, por tanto, a la luz de sus preferencias melódicas, la textura tradicional de "melodía acompañada".
Hay que destacar también el importante rol que jugó en el desarrollo de la armonía en el siglo XIX. Chopin hace gala de un genio extraordinario e innovador plasmado en su riqueza, su ritmo armónico, sus modulaciones y sus sutiles cromatismos (anticipándose en medio siglo, en este aspecto, a sus contemporáneos; y suscitando la oposición y las críticas entre los músicos más conservadores).
Chopin mantuvo un estilo más bien uniforme desde que dejó Varsovia (1830), sin etapas marcadas o una línea evolutiva clara. Sin embargo, se distingue un último periodo creativo o «estilo tardío», en el que el dramatismo y los efectos violentos dan paso a la gran concentración, la moderación del gesto y un lirismo más profundo. En las obras de esta última etapa, Chopin busca nuevos patrones formales, armónicos y sonoros (el Scherzo n.º 4, Sonata n.º 4, la Balada n.º 4, la Barcarola, la Polonesa-fantasía, los Nocturnos Op. 55 y 62 y la Sonata para violonchelo).
*Nocturno Op.9, nº2 de Fr. Chopin, en Mib M.
Valoración personal
Chopin es un icono del piano romántico, y su máximo exponente, siendo el más prolífico compositor de obras para este instrumento en esta época y por su estilo personal tan propio e inconfundible. De gran exquisitez en sus cantos melódicos, en el color y el timbre, exploró al máximo las nuevas posibilidades sonoras que los fabricantes de pianos permitían al ejecutante en esta primera mitad del siglo XIX, dando como resultado una música de carácter fino y belcantista, eminentemente romántico.
Me siento muy identificado con él en el hecho de rehuir de los conciertos de audiencia masiva, de sentirse observado ante la cientos de miradas escrutadoras y expectantes. No, no le gustaba la escena ni ser el foco de atención al interpretar sus obras, no exhibía una técnica de espectacular virtuosismo. Gustaba, y esto también me atrae a mí, de tocar en veladas intimistas, serenatas nocturnas, amenizando cenas y pequeños bailes de enamorados ante reducidos grupos de audiencia, al aire libre, rodeado, acorde con su música, de un ambiente bucólico e intimista y, en definitiva, plenamente romántico.
Me atrae su personalidad misteriorsa y mística, reservada, tímida, que se refugiaba en su música y en sus íntimas y confidentes amistades. Personalmente hacía gala de un romanticismo exacerbado, muy acorde con el movimiento artístico romántico, y era toda una figura muy singular relacionada con personas de las altas esferas de la aristocracia francesa e inglesa de su tiempo.
- Su Nocturno nº2 en Mib Mayor es una de sus obras breves más caracterísiticas y famosas. Fue la primera pieza suya que aprendí, en el verano de 1993, como pieza romántica del programa de 5º de piano que llevaba para septiembre (si bien no la toqué en este examen), con mucho entusiasmo, pues desde el primer compás ya me daba cuenta que estaba ante una melodía archiconocida. Su mano izquierda con sus bajos y acordes desplegados en ritmo ternario y uniforme con esas armonías delicadas tan caracterísiticas acompañando a esa melodía tan cantábile y lírica, con el latir romántico de ese "rubato" tan característico... logra en conjunto un mensaje expresivo muy melancólico, sentimental y que cala en el oyente.
- Otra de las piezas que pronto toqué de Chopin, en el curso 1993/94 en que hice 6º de piano, fue su Impromptu nº2 en Lab Mayor. De forma A-B-A, tiene un tempo bastante rápido que hace discurrir la melodía como un torbellino impetuoso y hace gala también de un belcantismo que alterna movimiento diatónico y cromático confiriéndole un sentimentalismo muy peculiar. Con ese bajo de ritmo ternario y velocísimo, que permite cambios armónicos constantes, hace que la pieza sea una novedad constante, desenfrenada, de bellas modulaciones y crescendo que culminan en la tonalidad original, y dan paso a la sección "B" en Fa menor. Esta sección, claramente constrastante, es un reposo, un descanso meditativo y apacible con ritmo sencillo (desaparece la subdicisión ternaria) y melodía tranquila con frecuentes adornos, que hacia el final de la sección va subiendo de intensidad hasta la reexposición del tema "A", con todo lo descrito anteriormente y acaba en una coda de acordes bellísimos, calando en pianísimo, en torno a la tónica de la tonalidad original, en la cual concluye.
Ya para el programa de 7º curso de piano (1994/95), toqué otras dos piezas de este genial compositor: el Estudio "Revolucionario" en Do menor y la "Fantasía" Impromptu en Do# menor.
- La primera, el estudio en Do menor conocido como "el Revolucionario", es uno muy popular y brillante que recibe dicho nombre por esa sensación de rotundidad y sobresalto con la que comienza y la velocidad y ritmo con los que prosigue durante toda la obra. Empieza irrumpiendo en un acorde de 7ª disminuida con la mano izquierda en fortíssimo, al cual sigue una rapidísima sucesión de semicorcheas (o fusas?) en torno a la tonalidad original (establecida por la mencionada séptima disminuida -sobre la sensible- del comienzo). Tras ese fulgurante comienzo, que produce sensación de suspense y tensión, descansa y se asienta, con la mano izquierda, en arpegios de Do menor. Estos constantes arpegios, con apoyo en su tónica en los primeros tiempos de cada compás, sostienen y envuelven el canto melódico, fuerte y vigoroso y con mucho carácter, de la mano derecha, que es el tema de la obra el cual, después de una también vigorosa y impactante secuencia modulante central en la que continúa cada mano asumiendo el mismo papel -en cuanto a técnica y mecanismo-, acaba volviendo con la izquierda como al comienzo después del primer acorde, en la misma rápida sucesión de semicorcheas hasta volver a implantar la tonalidad de Do menor, reexponiendo el tema. Esta reexposición, en un momento dado cambia a un acorde nuevo con mucho carácter, diferente de lo expuesto en la primera parte, a partir del cual y mediante progresiones cromáticas descendentes, descansa en un arpegio de Do Mayor, ya en piano, estableciendo esta tonalidad por un momento y luego alterando la tercera descendentemente, con lo que cambia a Do menor, su tonalidad original, con la misma sucesión de rápidas semicorcheas con la mano izquierda por dos veces, y a la tercera con las dos manos -simultáneamente las mismas notas a distancia de octava- hasta acabar en cuatro acordes finales con fortísimos y con mucho carácter, los dos primeros en Fa M y Fa m respectiavmente, y los otros dos acordes con retardo del penúltimo al último sobre la tercera ¡mayor! sobre Do, estableciendo dicha tonalidad, Do Mayor (a modo de tercera de picardía), en lugar del modo menor original, concluyendo con este acorde este magistral estudio de concierto.
La segunda es otro impromptu (como el nº2 de mi programa de sexto); esta vez el nº4 en Sol# menor y último de su colección.
Como el nombre que se le ha dado indica, es una pieza que ofrece al oyente una sonoridad fantasiosa, envolvente, merced a ese arpegiado constante de la mano izquierda, tanto en la exposición y reexposición del tema como en la sección central (forma A-B-A -como el impromptu ya descrito-).
En este caso, tras dos compases de introducción en los que se expone dicho arpegiado de la mano izquierda (que será una constante en todo el tema), la mano derecha arranca en el tercer compás con notas más rápidas aún, pues estamos ante algo que es trascendental en la ejecución en esta pieza: su polirritmia, es decir, más de un ritmo; la mano izquierda hace tresillos de semicorcheas y la derecha empezará y continuará con semifusas, de manera que se superponen con ambas manos un ritmo binario sobre otro ternario. Las dos manos seguirán así cambiando armónicamente el arpegiado de la izquierda y modulando la melodía de la derecha para encajar con la armonía impuesta por aquella. Así, se irá llegando tras estas modulaciones a un punto álgido en el que la mano derecha sola, hará un cromatismo descendente que, al llegar a notas casi graves, y acompañada de firmes acordes con la izquierda, se detendrán ambas en torno al acorde de dominante (una con su acorde propiamente dicho y la otra con fusas envolventes) para luego resolver enarmónicamente en Reb Mayor. Esto dará paso a la sección central, en contraste mucho más tranquila, lenta y melódica. La mano izquierda hará tresillos de corcheas mientras la derecha "cantará" con corcheas en tempo binario, con una dulcísima melodía enfatizada por el apoyo de la izquierda, que a la vez hará las funciones de apoyo de bajo, armonía y envolvente de esta melodía. La sección acabará como empezó, en torno a la dominate ambas manos (una con el acorde desplegado en tresillos envolventes y la otra con el canto en torno a ella) para resolver de nuevo y volver a la tonalidad original de Do# menor. Entonces se producirá la reexposición del tema tal y como fue expuesto hasta que, después del punto álgido y el cromatismo descendente de la mano derecha, se entrará en una coda fluctuando armónica y melódicamente en torno a la tónica y concluyendo en pianísimo, como desvaneciéndose, y descansando en ella.
Otros dos estudios aprendí y toqué en mi programa de obras de octavo curso de piano en el Conservatorio Superior de Alicante (cursos 1995/96 y 1996/97). Margarita Sitjes fue mi profesora desde 5º hasta 9º curso, si bien no llegué a aprobar este último ni conseguir la titulación superior (hasta 10º curso), pero sí la de profesional (hasta 8º), en este maravilloso instrumento musical.
Estos estudios de mi curso de octavo fueron:
- El de "Black Keys" (teclas negras), en Solb Mayor; así llamado porque apenas se toca en el piano otras teclas que no sean "negras", es decir, alteraciones de las notas naturales.
- Un estudio en Fa menor particularmente difícil por su polirritmia: Tresillos de corcheas en la mano izquierda y tresillos de semicorcheas en la derecha.
En noveno curso, ya en el 2000/01, el último curso con esta profesora, toqué la Balada nº1 de este compositor. Una pieza larga (a diferencia de las breves o libres, objeto de esta entrada en este blog) que llevé como obra romántica para el programa de dicho curso, y de bastante complejidad técnica e interpretativa.
Como a la luz de estas líneas se puede observar, la obra de Chopin para piano (prácticamente toda su obra musical) es muy requerida para ser tocada e interpretada por estudiantes de este instrumento en conservatorios de enseñanza musical. Esto es bastante lógico, sabiendo que este célebre compositor francés de origen polaco fue tan prolífico y tan experto en los recursos pianísticos del período romántico (primera mitad del siglo XIX). Es el gran compositor de piano del Romanticismo por excelencia, y probablemente el más emblemático y representativo -como he dicho, todo un "icono"- en la historia de este instrumento (máxime si consideramos que el período romántico es la época de esplendor y apogeo del piano y sus recursos técnicos y sonoros). Tampoco es de extrañar esta "academización" de sus obra, teniendo en cuenta que buena parte de ella fue concienzudamente dirigida a estudiantes pianistas de nivel medio y superior, como son sus "Estudios" y "Preludios", e incluso sus "Impromptus".
Aparte de las piezas de Chopin como parte de los programas de tales cursos de mi carrera de piano, también aprendí y toqué otras que me recomendaron o que busqué a propósito, como el preludio llamado "Raindrop" (la gota de agua), en Reb Mayor, un conocido Valse (en Mib Mayor?) y la popular "Funeral March" (Marcha Fúnebre) en Sib menor.